sacas un abanico japonés para que un voluntario lo sostenga. A continuación le pides que tenga MUCHO cuidado con él porque es muy valioso. Lo abanicas y, como ocurrencia tardía, se lo entregas a un espectador asistente para que lo abanique también. ¡Maravilla de maravillas! Cuando el asistente lo abre, el ventilador se rompe en pedazos. Lo retiras, lo abres y abanicas. Está perfectamente bien. Devuélvelo al asistente y cuando lo abra, ¡está nuevamente hecho pedazos! ¡Cuanto más lo hagas, más divertido se vuelve! ¡Este truco de magia es muy fácil de realizar!